El teatro, el cine y la televisión españoles han contado
desde siempre con grandes actrices y actores valencianos. En esta ocasión,
hablaremos de una de las más famosas actrices y cantantes de su época. Un época
eso sí, lejana ya puesto que hablamos de la segunda mitad del siglo XVIII, pero
que nos da una idea de lo importante de las artes escénicas en la cultura
valenciana.
En Crónicas Valencianas, recuperamos la figura de María
Ladvenant.
Cuatro grandes divas en la escena española del siglo
XVIII.
Escribió Vidal Corella en el año 1960 que “durante la segunda mitad del siglo XVIII
brillan en la escena española cuatro de las más populares artistas que ésta ha
tenido en dicha época; cuatro maravillosas comediantes, a cuál más genial y
eminente, capaz cada una de ellas de señalar un ciclo artístico en el Teatro
nacional. Fueron estas comediantes María Ladvenant y Quirante, la “Divina María”,
como era llamada por su arte y su belleza; María del Rosario Fernández, su
sucesora, más conocida como “La Tirana”; María Antonia Fernández, “La Caramba”,
famosa por su gracia y desenfado y Rita Luna, a quien Goya pintó su retrato…”.
De todas las actrices antes mencionadas, sin duda la que más
éxito y fama cosechó fue la primera pero ¿quién era María Ladvenant?
Retrato de María Ladvenant. |
Una actriz nacida en Valencia.
Se sabe que nuestra protagonista nació el 23 de julio de
1741 en Valencia. Hija de actores de modestos teatros que repartían sus escasas
ganancias con el Hospital Provincial de Valencia, se vieron estos abocados a
abandonar la ciudad cuando el Arzobispo Mayoral, por decreto del rey Fernando
VI, mandó cerrar todos los teatros de Valencia por tiempo indefinido en el año
1748.
Así fue como Juan Ladvenant, padre de María, y el resto de
la familia llegaron a Madrid y, destacado actor como era, se colocó en la
compañía de Teresa Garrido mientras la joven María comenzaba a tomar clases de
interpretación.
Según un cronista de la época, en la educación de María
Ladvenant “no tuvieron parte aquellos
impostores que hacen costosa la ignorancia y hereditaria la preocupación. Su
ingenio perspicaz y superior nunca supo sujetarse a aquel estudio estéril en
que aprendiendo a discurrir por cabezas ajenas no se deja a la propia tiempo
para pensar. Menospreció todas las artes falsas y su corazón tierno y sensible,
necesitaba pocos preceptos para llegar a los sublime”.
Por fin llegó el debut de María Ladvenant. Fue en la
primavera de 1759 en el teatro de la Cruz y lo hizo actuando como racionista en
la compañía de José Parra aunque, apenas un año después cambiaba de compañía y
de status ya que pasó a ser segunda dama y sobresaliente en la compañía de José
Martínez Gálvez.
Poco a poco, la fama de la Ladvenant fue creciendo y el 13
de junio de 1760, en el teatro del Buen Retiro, en un acto en honor a Carlos
III, nuestra protagonista alcanzó su mayor triunfo como dama de la música. Dado
su éxito, en 1763 sería nombrada directora de una de las compañías teatrales de
Madrid y su estrella comenzó a brillar por encima de las demás.
Sin embargo, y como ocurre por desgracia a menudo, el éxito
de María Ladvenant trajo consigo el odio y la envidia de sus propios compañeros
de profesión. Precisamente otra artista valenciana, Mariana alcázar Peña, fue
una de las que con más inquina se dedicó a hacer le la vida imposible urdiendo
todo tipo de tramas.
Otra de las artistas que trató de dañar a nuestra
protagonista fue María Teresa Palomino, “La Pichona”, quien según relató Vidal
Corella “fue notable por sus pelamesas
con María Ladvenant, a quien intentó un proceso criminal sobre palabra y otras
cosas, siendo, a su vez, objeto de otro procedimiento por parte de ella”.
Pero el mayor desagravio contra la actriz se produjo cuando
fue nombrada en 1763 directora de compañía. En esta ocasión fueron Sebastiana
Pereira, una artista de su propia compañía junto a Nicolás de la Calle y
Gabriel López quienes enviaron al rey un informe contra María Ladvenant que dio
con los huesos de nuestra protagonista en la prisión aunque, afortunadamente y
tras comprobar la falsedad de los datos, pronto se le dio libertad.
El ocaso prematuro de una gran estrella.
María Ladvenant, aunque había logrado salir airosa de
cuantas trabas le habían ido poniendo sus enemigos, acusó el último golpe y junto
a las luchas sostenidas, su desafortunada vida amorosa y el propio trabajo de
actriz, hicieron que enfermase y en 1767, con tan solo 25 años, la vida de
María Ladvenant se apagó definitivamente.
Se aseguró entonces que la muerte de la actriz dejó huérfano
al teatro y se publicaron un sinfín de folletos y publicaciones que ensalzaban
el trabajo y la vida de la Ladvenant quien, a pesar de su prematura muerte,
dejó cuatro hijos de los que solo su primogénita, Silveria Rivas Ladvenant,
heredó la vocación, que no el éxito, de su madre.
María Ladvenant fue incluso tema de ensayos sobre teatro. |
Desde Crónicas Valencianas rendimos homenaje a esta
valenciana que triunfó y de la que apenas se habla hoy en día. Recordamos la
figura de una mujer nacida en Valencia que, en su época, llegó a convertirse en
la más genial y eminente artista de la escena española.
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