Muchos han sido los valencianos y valencianas que han dejado
su huella y son hoy recordados con los más altos honores. Otros, sin embargo, y
a pesar de haber hecho méritos extraordinarios, han caído en un injusto olvido.
En “Crónicas Valencianas” vamos a rescatar a uno de estos
valencianos, un bailarín concretamente. Un valenciano que exhibió su talento
innato para la danza ante el mismísimo Zar de Rusia.
Hablamos, en esta ocasión de Francisco Miralles: el bailarín
de los zares.
En la calle de Sagunto, en el siglo XIX…
De los orígenes de nuestro protagonista conocemos que nació
en el año 1871, en el seno de una
humilde familia que vivía en la calle Murviedro, la actual calle de Sagunto. Dicha
familia se dedicaba al comercio de lonas y utensilios de cáñamo, actividad que
al pequeño Francisco no parecía atraerle mucho.
Porque lo que a Francisco Miralles le apasionaba era la
danza, hacia la cual había mostrado un interés desmedido desde bien pequeñito,
lo que motivó que comenzase a tomar sus primeras lecciones de baile.
Los comienzos como bailarín.
La revista Estampa, allá por 1929,
recogía de la mano de Enrique Malboysson como eran aquellas primeras lecciones
que nuestro protagonista tomaba. En las páginas de la revista, se narraba como
e maestro, que empuñaba las castañuelas en todo momento, hacía sentar a su
mujer en un ángulo de la estancia mientras que en otro punto de la sala clavaba
una cartulina con la imagen de un santo a la pared. Los alumnos, alineados,
empezaban a avanzar y retroceder mientras, al ritmo de una música tarareada y
acompañada por el sonido de las castañuelas, inundaba la estancia. En
determinado momento el mestre gritaba “¡Vista a la meua dona!” y los alumnos se
giraban rítmicamente y sin perder el compás hacia la esposa del maestro. Con un
“¡Vista al sant que està a la paret!” de nuevo los alumnos realizaban ese giro.
Una carrera meteórica.
Rosario Rodríguez, profesora del conservatorio Superior de
Danza de Valencia y autora del libro “Pasos de baile para una leyenda” comenta
que “Desde que Miralles se inició en la danza de la mano de maestros como Ramón
Porta Ricart, en el ámbito de la tradicional, y de Vicente Moreno, en el de la
académica, no dejó de triunfar”.
La fama como danzarín de Francisco Miralles pronto creció
hasta el punto de bailar en diversas cortes como la española, la persa y la
griega, pero, sin duda, fue en la Rusia Imperial uno de los lugares donde más
reconocimiento tuvo.
Como el mismo declaró, en Rusia trabajó mucho y “El zar
Nicolás y la zarina Alejandra Feodorovna , me distinguían mucho y me llevaban a
su palacio con frecuencia”. Incluso llegó a enseñarle algunos pasos de baile al
propio zarévich Alexei y llegó a conocer al siniestro Rasputín de quien dijo
que “era un ser muy antipático. A todos los artistas que por expreso mandato de
sus majestades los zares interveníamos en las fiestas palatinas, no tenía un
odio feroz”
En Rusia, el bolero era el baile que más apreciaban y
Miralles lo bailaba como nadie. Tanto es así, que muchas noches, después de
hacer sus representaciones en el Teatro Imperial, era llevado a salones
privados del mismo teatro para bailar ante personalidades de la alta sociedad
rusa.
Finalmente, a raíz de la Revolución Rusa y el derrocamiento
del Zar Nicolás, Miralles abandonó Rusia y se instaló a Paris donde dirigió
reclamado por la Dirección de la Gran Opera y donde ya había cosechado un gran
éxito en 1913 con su papel de Le bohémien en el espectáculo Dolly de Gabriel
Fauré, justamente bajo la dirección del que sería director de la Opera de
París, Jacques Rouché.
En la capital francesa fundaría una academia que pronto, y
debido a su fama, se llenó de alumnos hasta el punto de tener que abrir dos
más. No cabía duda que Francisco Miralles había triunfado y llegó a ser una de
las más importantes figuras de la danza a comienzos del siglo XX.
Un valenciano exitoso pero, como muchos otros, caídos en el
olvido. Sirvan estas líneas para recordar a un valenciano que, sin duda, llevó
el nombre de nuestra tierra hasta la misma corte de los zares de Rusia.
Hay un error en el penúltimo párrafo, el siglo es el XX, no e XIX
ResponderEliminarGracias. Está corregido.
EliminarHay un error en el penúltimo párrafo, el siglo es el XX, no e XIX
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