Valencia está llena de sorpresas. A cada paso que damos al
pasear por nuestra ciudad, surgen a menudo elementos que nos llaman la atención
y nos hacen arquear las cejas en señal de sorpresa.
En la Avenida de Blasco Ibáñez, muy cerca de los Jardines
del Real, tenemos un claro ejemplo ya que, en este punto, encontramos una
escultura de Palas Atenea de vivos colores. Pero, ¿qué sabemos de esta hermosa
representación de esta diosa clásica? Y ¿cómo llegó hasta ese punto de nuestra
ciudad?
Algunos datos sobre la escultura.
Antes de entrar en materia, es recomendable realizar una
breve descripción de esta magnífica escultura de casi cuatro metros de altura. La
estatua representa a la diosa Palas Atenea portando un peplo de color azul y
una túnica anacarada así como los atributos propias de esta deidad griega como
la esfinge sobre el yelmo dorado, la Egida o escudo con la representación de la
cabeza de Medusa o la victoria alada que sostiene sobre su mano derecha.
La escultura de Palas Atenea.
La bella escultura fue obra de Roberto Roca Cerdá, nacido en
Ontinyent en 1892 y fue inaugurada el 12 de noviembre de 1967. Para su
construcción se recurrió a la técnica conocida como cerámica y refractario y su
inauguración tuvo como trasfondo el homenaje que se le brindó a Manuel González
Martí, fundador del Museo Nacional de Cerámica y que incluyó su nombramiento
como Hijo Predilecto de la Ciudad.
Así llegó la diosa a nuestra ciudad.
El propio Manuel González Martí declaró en enero de 1966 que
Valencia iba a poseer pronto una gigantesca estatua de cerámica aunque se pensó
primera primeramente en la representación de otra diosa clásica: Minerva.
En agosto de 1965 se convocó un concurso para ver quien
presentaba el proyecto que más gustase, especificando claramente que el trabajo
debería llevarse a cabo mediante la técnica de refractario y cerámica.
A dicho concurso se presentó el escultor carámico Roberto
Roca quien ya en la década de los años 20, había presentado el modelo de una
Palas Atenea en el concurso que habría de decidir el remate del edificio del
Círculo de Bellas Artes de Madrid, que finalmente no ganó.
Con la aprobación del proyecto de su obra, Roberto Roca se
dispuso a hacer el molde en escayola para después crear su escultura mientras
se aprobaba en el Pleno del Ayuntamiento el pedestal que sostendría a la diosa,
obra del arquitecto municipal Román Jiménez Iranzo.
El escultor Roberto Roca, autor de la escultura.
Finalmente, se procedió a trasladar la escultura hasta su
emplazamiento en el Paseo de Valencia al mar, actualmente Avenida de Blasco
Ibáñez y, como escribe Elena de las Heras Esteban: “Así pues, frente a los Viveros Municipales, en el primer tramo
ajardinado del paseo, entre frondosos cipreses y mirtos y presidiendo un
estanque allí existente, fue instalada la estatua”.
En cuanto a su ubicación, quizá el hecho de haber sido instalada
en lo que entonces se conocía como Ciudad Universitaria pudo determinar el lema
que reza en dicha escultura: “Patria y Estudio”
El 12 de noviembre se hacían finalmente los actos de
homenaje a Manuel González Martí. El periódico “ABC” recogió en sus páginas el
momento en el que se descubrió la escultura de esta manera. “Cuando la bandera
valenciana que envolvía la imagen cayó a los acordes jocundos de la marcha de
la ciudad, interpretada por los clarines y timbales rituálicos, apareció la
diosa de la Sabiduría; al reflejar en su revestimiento la cálida luz de la
tarde, nos ofrecía un rutilante caleidoscopio de encendidos matices”.
Y desde ese día, la diosa Atenea, se yergue imponente en la
avenid de Blasco Ibáñez.
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